El principal aeropuerto del Perú, el Jorge Chávez se inauguró por fin, con algunos desfases entre la fecha de su concepto y su culminación, accesibilidad y otros, que seguramente podrán pulirse conforme vaya avanzando el funcionamiento. No cabe duda, el impacto que viene causando en países de la región es de todas maneras resaltante y al menos si algunas observaciones son saneadas en el más corto plazo posible, facilitará enormemente la carga probable proyectada en los siguientes años, según el consultor Patricio Lewis, de 1,560 millones de dólares al Producto Bruto Interno (PBI), que representaría un incremento del 17% respecto al impacto económico que actualmente genera el Aeropuerto Jorge Chávez. Por supuesto que se debería optimizar la infraestructura aeroportuaria para potenciar el transporte de carga en las exportaciones de productos peruanos a otros países.
POR FUERA FLORES, POR DENTRO…
Luego de la resaca de celebraciones por éste acontecimiento –hay que reconocerlo- nacional de trascendental importancia, será necesario voltear la mirada a lo que sucede en los aeropuertos provincianos emisores o receptores del creciente flujo aéreo. El caso más crítico es el del aeropuerto arequipeño Rodríguez Ballón (ARB), que estuvo, literalmente, en el ojo de la tormenta en la temporada de lluvias pasado, con una impresionante cifra de vuelos cancelados debido al cielo cerrado y su precario equipamiento para su orientación. Precisamente en aquellos momentos apremiantes se necesitaba una cabeza visible que diera las explicaciones a los miles de afectados.
LA CARNE DEL SANDWICH
Y es que el concesionario del ARB, Aeropuertos Andinos del Perú (AAP) fue blanco de acusaciones y presiones por los 4 puntos cardinales, acusándolo de ser inoperante y mudo ante la avalancha de críticas y enfados justificados, cuando en realidad la que mayor carga de responsabilidad sobre sus espaldas recae es la estatal CORPAC, la que si no es capaz de reparar las luces de aproximación y destello destruidas por la turba de manifestantes, durante más de 2 años, menos podrá gestionar la recategorización del Sistema de Navegación por Instrumentos ILS (que facilita la navegación aérea en condiciones climáticas adversas) a un nivel superior al actualmente utilizado. Y es que por lo pronto CORPAC por el momento parcamente dijo que “no es viable”, por supuestas características geográficas del ARB, haciendo prever que la avalancha de cancelaciones retornará en 6 meses.
BILLETERA MANDA
Otro drama es el aeropuerto Manco Capac de Juliaca (AIMC) a cargo del mismo concesionario. El aeropuerto tiene la pista más larga del Perú, necesaria por su altura a más de 3,800 metros sobre el nivel del mar, pero generalmente descuidada por falta de mantenimiento. Ahora sus autoridades y su minúscula representación gremial reclaman mayor conectividad con otras regiones ignorando que la ruta depende de la rentabilidad de una aerolínea más que hicarse de rodillas. La concreción de rutas terrestres con regiones vecinas podría paliar su des conectividad, pero para ésta y la anterior región se requiere el peso y gestión política de su clase política y por supuesto de una sólida clase empresarial. Ésta historia continuará…
