El temerario anuncio del titular regional para la construcción de un penal de máxima seguridad nada menos que en las entrañas del atractivo turístico natural de los arequipeños: El Cañón del Colca, y parte del circuito turístico por excelencia de la macrorregión sur: Nasca-MachuPicchu- Colca- Titicaca, cayó como baldazo de agua en época de helada y a 4,000 metros sobre el nivel del mar.
A decir de Gonzalo Ramos, un emprendedor que trata de sacar brillo a la celebración del bicentenario de la orgullosa provincia cayllomina, el ESTIGMA de convertir dicha zona en una de CASTIGO en lugar de TURÍSTICA, acarrearía consecuencias por demás fatales al turismo, a la imagen del corredor descrito é identidad del poblador de la zona.
Similar situación se vivió en Puno hace años cuando se pretendía convertir la actual cárcel de YANAMAYO en penal para delincuentes de alta peligrosidad transplantados desde Lima ocasionando con ello un cisma en la población y si no fuera por las marchas que se opusieron en ése entonces hoy la situación sería diferente, pese a que actualmente el Penal de Yanamayo se encuentra rodeado por masivas zonas urbanas de Alto Puno.
Curiosamente hoy el anuncio del gobernador de Arequipa representa la antítesis del mensaje de su Gerente de la Gercetur. A la población arequipeña le hubiera gustado escuchar con la misma convicción y entusiasmo de construir una mega cárcel, anunciar megaproyectos de impacto económico como mejoramiento de centros de salud en todo el corredor turístico y alrededores ó nuevas carreteras que unan a las regiones vecinas. Aunque lo ignore, pero la propuesta de una nueva cárcel en provincias reafirma el prejuicio y complejo de superioridad de autoridades que propician el incurable centralismo limeño, como es el caso del alcalde del Rímac, Néstor De la Rosa, quien hizo la propuesta de construir una «ciudad penitenciaria» en La Rinconada, Ananea, provincia de San Antonio de Putina, en Puno a 5,000 metros sobre el nivel del mar, para reos de alta peligrosidad.
Definitivamente los autores de semejantes aberraciones desconocen los problemas sociales que atraen como imán, el funcionamiento de penales, si esto no fuera cierto, por qué habría entonces oposición a convertir el centro comercial LarcoMar ó la Rosa Naútica en Lima en centros penitenciarios?
Hoy cuando el populismo es pan de todos los días en los gobernantes, lo único que se exige es responsabilidad y raciocinio antes de desatar la verborrea, las provincias no merecen ser basureros sociales.