«Consummatum est» es una locución latina que significa «se acabó todo», «todo está cumplido» o «se ha terminado». Según la Vulgata latina, fue la última frase de Cristo en la cruz. Y se puede aplicar al proyecto del Plan Copesco Nacional (PCN) para construir un puerto decente para Puno que costará más de 20 millones de soles.
El PCN no solo se limitó a reunir a microempresarios lancheros, vianderas y artesanas del puerto para sustentar la «socialización» de su proyecto, saltando por trampolín al grueso del sector turismo con mayor representatividad y probable influencia como: hoteleros, agentes de viajes, guías y transportistas de turismo. Por supuesto que las pantallas, dibujitos y cifras pueden marear a cualquiera que no esté familiarizado con ello.
La tosudez de los burócratas incluso se dió el lujo de prescindir de la opinión técnica de colegios profesionales (Ingenieros y Arquitectos, Licenciados en Turismo) la misma que podría tener gravitante influencia. A ello se agrega la por demás soterrada «regularización de observaciones» de la Municipalidad de Puno, que según su criterio (y que es venido a menos) consideró aplicar sin conocimiento ni debida socialización en el sector turismo.
Una vez más la soberbia de la burocracia se impone y agarra como siempre desprevenido al lánguido é informal sector turismo, incapaz de reaccionar ante tal afrenta.
Ahora ya todo está consumado y como toda obra pública es casi seguro que cojeará de lo mismo: incumplimiento de plazos, sobrevalorización, corrupción y aberraciones arquitectónicas.