Aún cuando carece de una solidez institucional necesaria para unificar criterios y la energía para exigir a la burocracia, el raleado sector privado expresó sus preocupaciones álgidas:
- El centralismo limeño solo conoce la problemática de provincias por pantallas remotas, un caso concreto es la inversión millonaria del nuevo puerto turístico de Puno que COPESCO NACIONAL quiere levantar, literalmente, a toda costa, sin escuchar la posición de los más involucrados.
- El nulo poder de convocatoria del Estado para conversar, conciliar y planificar, aparte de la presente reunión, se puso como ejemplo la reciente ExpoPuno llevada a cabo en Lima, de nula cobertura periodística, escaso público, expectativas de expositores falsamente infladas.
Acaso el mayor escollo sea la exportación de la imagen hostil, agresiva y violentista de la región Puno y que se le escapa de las manos al gobierno regional por acción ú omisión.
Por su parte la agremiación tiene sus propios pecados:
- Dispersión de entidades creadas para satisfacer egos y justificar sueldos de la burocracia, como el Comité Consultivo Regional de Turismo, la Mesa Técnica Provincial de Turismo y el Ente Gestor para el Destino Turístico del Lago Titicaca. Ninguno de ellos ha demostrado tener poder político, grado de influencia ó autoridad moral para contribuir a la ejecución de proyectos, fiscalización ó corrección de acostumbrados yerros gubernamentales.
- Casi la totalidad de agremiaciones del sector privado carece del saneamiento legal de su personería jurídica, en la mayoría de los casos, la gestión del presidente caducó hace muchos lustros, sin embargo éste ejerce ilegítimamente el cargo y su opinión es meramente personal nada representativa. El caso palpable es el de APAVIT PUNO.
Tal vez la mayor cualidad de Madeleine Burns sea escuchar, y se espera que no se aburra con la desproporción de protestas con relación a las propuestas de los puneños. Prometió regresar, con la esperanza de que a su retorno encuentre un sector más ordenado.
