En Perú, la cultura democrática no está muy desarrollada. Aunque la constitución y otras leyes dan herramientas para que las personas participen y vigilen a sus autoridades, la mayoría de la población no las usa o no pide participar.
Las asociaciones civiles son como una copia en pequeño de esta realidad. Aunque existen leyes que obligan a incluir formas de participación para los miembros, pocas asociaciones cumplen esto. Cuando hay elecciones (y en algunos casos ni siquiera las hay), no siempre se pide a los candidatos un plan de trabajo. Aún menos se revisa después si cumplieron lo que prometieron.
Sin un plan claro, los directivos suelen improvisar. Para evitar esto, es importante que usen todas las ideas y conocimientos de los miembros, no solo de los que están en la directiva. Las asambleas deberían ser espacios donde los directivos presenten sus ideas y reciban nuevas para discutirlas y mejorarlas, o incluso para rechazarlas si no son buenas.
En la mayoría de las asociaciones, los temas en las reuniones son solo para informar de las
decisiones que ya se tomaron, sin pedir ideas a los socios. Se suele hablar de todo el trabajo que ha hecho la directiva, pero pocas veces se consulta al socio.
Las MYPES (micro y pequeñas empresas) sostienen la economía en el Perú, y las
asociaciones también suelen ser pequeñas. Los gremios más grandes apenas representan al 15% de los empresarios, y dentro de ese 15%, solo el 0.5% (la directiva) decide las acciones del gremio. Esto hace que se limite el impacto del gremio.
Los líderes democráticos logran cambios que duran y ayudan a formar otros líderes. Un líder que trabaja en conjunto brilla más que uno que lo hace solo. Esto es lo que debería buscar una asociación. Los rivales en las elecciones y los socios críticos también pueden ser buenos dirigentes y colaboradores. Si les damos la oportunidad de proponer ideas y trabajar juntos, esto beneficia al gremio.
Es necesario promover la cultura democrática en las asociaciones. Es importante que los
socios participen en las decisiones, puedan expresar sus críticas y se les consulte en nuevas ideas. Muchos de estos dirigentes llegarán luego a ser funcionarios públicos y estarán mejor preparados para hacer una buena gestión.
Si no se fomenta esta participación, quienes no tuvieron voz en la gestión actual se postularán en el siguiente periodo. Si ganan, no escucharán a los anteriores y tampoco buscarán su ayuda, desperdiciando la experiencia acumulada. Así, cada gestión pierde la oportunidad de aprovechar los conocimientos y el esfuerzo de todos.