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jueves, noviembre 21, 2024

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EL PEOR ENEMIGO DE LA FAUNA: EL HOMBRE

La columna del Director.

Quien creyera, el animalito que se yergue enhiesto luciéndose en el escudo bien peruano y que adorna muchos folletos y videos turísticos, se va extinguiendo poco a poco, no por fenómenos climáticos o por las leyes darwinianas de la evolución de las especies. Al contrario, van desapareciendo de a pocos por la mano del hombre que al mando de un timón de auto involuciona al ciclo natural, arrasando la especie que curiosamente representa al Perú en el mundo.

La carretera interoceánica que trajo desarrollo para la zona sur en el comercio, transporte, turismo y otros, también carga desde hace 15 años en su mochila, problemas inherentes a la humanidad decadente: la contaminación y el instinto de asesinar a todo ser que ose cruzarse en su trayecto, así casi una docena de ejemplares son atropellados inmisericordemente mensualmente, aparte de otros animales menores, en la zona de Pampa Cañahuas. Solo en zona comprendida entre la Reserva Natural de Salinas y Aguada Blanca, Pampa de Arrieros y el desvío hacia Espinar se calcula la existencia de 3,000 vicuñas, que día tras día van menguando su existencia sea por los atropellos ó la ingesta de material orgánico ó inorgánico producido por los miles de usuarios del transporte.

La responsabilidad y acaso complicidad de éstos hechos involucra a los Gobiernos Locales de Yanahuara, San Juan de Tarucani y San Antonio de Chuca, y por supuesto al SERFOR y SERNAMP que juegan su partido aparte pasándose la pelota cual campeonato de voleyball. Según el consultor MVZ Marco Antonio Zuñiga Velando, los camélidos silvestres desarrollan sus actividades cotidianas y en busca de alimento, al borde de la carretera o zonas muy cercanas a ella y su impredecible comportamiento hace que muchas de ellas crucen la cinta asfáltica intempestivamente siendo víctimas de conductores de movilidades de todo tipo, sin educación vial ni cultura de la previsión.

La falta de criterio de la burocracia viene retrasando la colocación de reductores de velocidad ó señalética en la zona y campañas de sensibilización. Lastimosamente los vacíos legales que impiden sancionar severamente los atentados contra la fauna silvestre, no hacen más que alentar la matanza indiscriminada de éste ejemplar que pareciera ser el único representativo en el escudo nacional. En efecto, Primero fue la Cornucopia desvencijada por amantes del latrocinio de fondos públicos, luego el árbol de la Quina, casi extinto por insensibles pirómanos y hoy pareciera ser el turno de la Vicuña. Si nuestra dorada burocracia y sociedad civil no actúan de inmediato, muy pronto el escudo nacional dejará de tener vigencia.

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