El fin de la vigencia de la ley que establece una tasa excepcional de 10% de IGV para hoteles y restaurantes ha puesto en debate la función de las asociaciones representativas nacionales. A dos semanas de concluir la legislatura, el Congreso contaba con cuatro iniciativas legislativas para extender de diversas formas la excepción por al menos dos años. Sin embargo, ninguna asociación nacional, como AHORA-Perú o CANATUR, había realizado gestiones significativas para que la norma se extendiera.
Dada la cantidad de establecimientos que se acogen a este beneficio en Arequipa, la directiva y los socios locales expresaron su preocupación por la falta de acción en este tema. Ante la ausencia de iniciativas desde Lima, Teresa Rubina, presidenta de AHORA Arequipa, asumió la responsabilidad de gestionar la situación personalmente, en un esfuerzo que fue ampliamente reconocido como un sacrificio personal.
Con tiempo limitado, no se logró incluir el debate en la primera semana en las comisiones de Turismo o Economía, ambas con la facultad de llevar la iniciativa al pleno. Además, el Ministerio de Economía había emitido una opinión negativa respecto a la ampliación del beneficio. Teresa, en compañía del presidente de AHORA Áncash, debió presionar a las representaciones nacionales para impulsar el tema. Si bien estas organizaciones acompañaron el esfuerzo, resultó evidente que no era su prioridad.
En las últimas horas de la legislatura, se logró votar una propuesta de extensión del beneficio para los años 2025, 2026 y 2027. Desafortunadamente, no se alcanzaron los votos suficientes, lo que deja la decisión pendiente de refrendación por la Comisión Permanente y posterior promulgación por la Presidenta de la República, siempre que esta no sea observada.
El caso nos lleva a reflexionar sobre las Asociaciones que se irrogan representatividad Nacional
¿Qué acciones impulsan estas que reflejen la problemática de las asociaciones regionales? En la mayoría de los casos, estas acciones son nulas. Además, ninguna de estas asociaciones otorga a los socios regionales la posibilidad de dirigir la institución, reservando este privilegio exclusivamente a los socios de Lima.
Si bien el Estado no ha desarrollado de manera adecuada una política de descentralización, las asociaciones privadas tampoco lo han hecho. Esto afecta a los socios regionales, quienes podrían contribuir con liderazgos nacionales. Es imperativo que cada asociación local exija mayor participación en los directorios que pretenden representar al Perú.
De lo contrario, seguiremos perpetuando la centralización característica de la época colonial: el Perú sigue siendo Lima.
