Donald Trump accede por segunda vez a la presidencia de Estados Unidos, su plan de gobierno proclamado por todos los medios se puede resumir en: Liderazgo, Soberanía, nacionalismo, y proteccionismo a ultranza.
Yo que en Europa he visto los resultados de la “economía inclusiva” de la “inserción social” del “globalismo progre” con lo cual todos los migrantes han hecho tambalear a la riquísima Alemania, toser a Francia; y hacer reaccionar a la Italia de Georgia Leoni; seguro estoy que Trump no ha querido correr riesgos futuros. Y es elemental que desde el precepto bíblico “la caridad empieza por casa” uno no tiene porque responder por los países fracasados, y menos por sus poblaciones pauperizadas. La paz de Wesfalia en los años 1600, hizo que la soberanía sea el concepto más contundente del derecho constitucional: El estado es soberano porque no tiene que dar cuenta de sus actos a nadie.
Lo que sucede es que se han creado gobiernos “woke” o progres. Que han dado lugar a que se siga a pie juntillas lo que consideran bien o mal los organismos internacionales, a cuyos representantes el famoso y socorrido pueblo nunca los elige. Y entonces se crean gobiernos “proxi” es decir de transferencia. Quieren un gobierno global regido por los organismos internacionales, estos organismos van al alimón con las ONG`s, que resultan defendiendo a las minorías en lugar de los intereses de las mayorías. Eso viene haciendo crisis.
Y contra todo eso, y la famosa “ideología de género LGTBH+” que al cambio es una inflación de derechos, es que se vienen gestando desde Europa una ola que va a revivir el nacionalismo, quien sabe ahora más contundente. Por eso es que Trump ha cerrado su frontera con México a cal y canto. Quiere proteger a sus empresas y sus nacionales, quitarse de la carga económica que son los migrantes expulsándolos, y para eso, simplemente ha puesto como papel higiénico los mentados “convenios internacionales” el que dirán de la “comunidad internacional”; y finalmente: Quiere que Estados Unidos, sea de nuevo el gran garrote, el sheriff del mundo. Por eso invoca a las glorias pasadas, y hasta se siente tocado por dios, a tal extremo de aseverar que por designo divino se salvó. Casi lo mismo que dijo Hitler cuando se salvó del atentado de la Operación Valquiria.
No creo que colisione con los intereses del Perú. Total, y pese a la propaganda, Estados Unidos sigue siendo el principal inversionista; claro que es imposible soslayar que las mega inversiones son chinas. Entonces el Perú, es el tablero de ajedrez político que jugarán entre Trump y Xi Jinping. Es ahora cuando debemos de aprovechar la coyuntura de esa rivalidad, pero este gobierno (de Perú Libre, no lo olviden) no lo hará; porque al contrario de lo que tiene Trump, la falta de liderazgo, de definición política es notoria. La política en el Perú, puede ser caricaturizada por la imagen de Acuña, y este comparado con Trump; vean la diferencia.
Claro que preocupa que vuelva a nacer el imperialismo yanqui abusivo, y artero; ese fue el que dio lugar al Sandinismo, y a todos los movimientos “progre”, que con las administraciones demócratas (como la del casi desfalleciente Joe Biden) permitieron sus avances en forma incontrolada. Ahora, que ya sabemos a donde conducen los extremos y que resultados sufrimos. De manera que creo firmemente que no debemos estar lejos que nos enfriemos, ni muy cerca de Trump que nos quememos. Ojalá que se entienda que se debe de recuperar el concepto de Soberanía, hoy tan venida a menos por los famosos “organismos internacionales” que son su antítesis.