Por: Armando Espino Moscoso, empresario hotelero.
Después de las últimas elecciones, casi no hay liderazgos vigentes. Los alcaldes y el
gobernador no pueden ufanarse de más que del apoyo que logran a través de sus
departamentos de prensa y de su práctica clientelista. Es seguro que pasarán al anonimato o enfrentarán denuncias penales apenas dejen sus cargos.
El vacío de nuevas caras es tan evidente que algunos «dinosaurios» y «momias» del pasado, confiando en la poca memoria del pueblo, reaparecen en escena. Apelan a su supuesta honestidad, eficiencia y cualquier otra cualidad que consideren favorable para su imagen.
A esta escasez se suman representantes del sector corporativo privado, quienes prefieren la cómoda posición de acompañar a la autoridad de turno mientras puedan disfrutar de privilegios y beneficiarse de los bienes públicos.
En este desierto de personalidades dispuestas a luchar por los asuntos de su comunidad, ha sido un respiro encontrar a una dirigente gremial local que, al ver la nula reacción de la
dirigencia nacional, decidió tomar la causa de sus asociados y luchar para conseguir
resultados.
Teresa Rubina, presidenta de AHORA Arequipa, escuchó la preocupación de sus asociados
sobre la culminación, el 31 de diciembre, del beneficio que les permitía tributar solo el 8% de IGV en sus servicios. Consultó con la dirigencia nacional y para asegurarse que se dieran las gestiones decidió tomarlas a su cargo.
Arequipeña de nacimiento, su espíritu la llevó a viajar a Lima con menos de un mes antes de la fecha de conclusión del beneficio. Allí encontró que, además de ella, muy pocos mostraban interés por el tema. Desde su llegada, se dirigió al Congreso de la República y buscó asesoramiento para convencer a sus miembros de discutir y votar favorablemente la extensión del beneficio.
Si bien logró un apoyo mayoritario en la primera votación, fue decepcionante ver que la
mayoría de los congresistas representantes de Arequipa no la atendieron o votaron en contra de su propuesta.
Aún faltaba una segunda votación, que debía darse el único día en que la Comisión
Permanente del Congreso se reuniría, a solo cuatro días de que el beneficio expirara. Ya con el respaldo de las AHORA regionales y los representantes nacionales convencidos, lograron una segunda votación positiva.
El milagro se concretó en la madrugada del 29 de diciembre. Contra todo pronóstico y de
manera expedita, el Ejecutivo promulgó la ley, extendiendo el beneficio por casi tres años más.
Este fue el premio al esfuerzo y liderazgo de Teresa Rubina, y al mismo tiempo, una
demostración para Lima de que los liderazgos locales pueden ser tan o más eficientes que los tradicionales.
Aunque el reconocimiento de sus asociados está garantizado, es probable que por celos
políticos Teresa Rubina no reciba otras distinciones. Pero no las necesita. Ha demostrado que los ciudadanos preocupados por su entorno pueden empezar a tomar en sus manos el destino de su ciudad, su región y, por qué no, del país.