Para un emprendedor, la fe lo es todo. Aunque muchos emprendimientos nacen de
circunstancias inesperadas en nuestras vidas, una vez que asumimos el objetivo, la fe es el
motor que nos impulsa a seguir adelante, incluso cuando las fuerzas flaquean.
En el turismo, la curva de aprendizaje sigue un camino similar. Un dÃa nos encontramos con esta actividad, nos cautiva, aprendemos de alguien con experiencia y decidimos enfocarnos en conquistar un espacio en este sector tan competitivo.
La Navidad, por excelencia, es una celebración de fe. Solo la fe nos permite creer que hoy nació un redentor especial. No hay pruebas históricas concluyentes, pero la fe nos inspira a aceptar ese relato. Es la misma fe que, según los textos, guió a los Reyes Magos en busca del MesÃas. La fe permitió que José acogiera a un niño como suyo y estuviera dispuesto a protegerlo.
Tal vez por eso, estas fechas nos invitan a creer que las situaciones difÃciles pueden cambiar.
Creemos que las familias se reconciliarán, que los matrimonios podrán renovarse, y que
aquellos que partieron nos miran y recuerdan. Es tiempo de fe.
Y sÃ, la fe mueve montañas. También nos lleva a esperar que los lÃderes polÃticos reflexionen y actúen con integridad, que las autoridades locales recuerden su compromiso con la ciudadanÃa, y que los funcionarios públicos despierten con el deseo de dar lo mejor de sÃ.
Sin embargo, la fe puede tambalearse cuando la realidad nos golpea y muestra el cinismo de algunos. Las intenciones ocultas de quienes buscan enriquecer su poder personal nos
desalientan, al igual que el castigo a quienes como los policias de la DIVIAC simplemente
cumplen con su deber.
El pesebre es un reflejo de nuestra realidad andina. Muchas familias peruanas viven en
condiciones similares, y paradójicamente, esa misma realidad se convierte en una experiencia vivencial que atrae a turistas. En Perú, sabemos cómo sacar agua de las piedras. El pesebre, presente en la mayorÃa de hogares, creyentes o no, simboliza el triunfo de la esperanza.
La familia sagrada encontró refugio cuando parecÃa no haber salida. Del mismo modo, entre ángeles, pastorcitos y espejos que representan lagunas con patos nadando, gran parte de nuestra población celebrará con fe esta Navidad 2024.
Es esa misma fe la que nos impulsa a perseguir nuestros sueños y alcanzar el éxito. La fuerza más grande del peruano es su fe y, cuando aprendamos a canalizarla, será el motor que nos lleve a construir un paÃs próspero.
¡Feliz Navidad para todos!